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INTERNACIONAL
Jürgen Schütt Mogro
En dos semanas son las elecciones en Venezuela y espero que consigamos las alcaldías más importantes. Todas las luchas anteriores han sido críticas, ésta ahora es la más crítica.
Si gana la reacción, se envalentonará para ir al referéndum revocatorio en 2015, y si ganamos nosotros habremos logrado el reimpulso que requiere la revolución. Estamos en el recalentamiento de la lucha de clases, con una burguesía parasitaria en plena ofensiva económica, subiendo los precios, acaparando y tratando de crear escasez y conflictos.
Los pasados días hubo una marcha de ellos, todavía no he visto las noticias. El Gobierno contraataca con la Ley Habilitante, la intervención en las grandes cadenas de comercialización, la denuncia pública y notoria de los escandalosos sobreprecios y desfalcos, y el pueblo en las calles apoyando a Maduro, que sin ser Chávez, está haciendo las cosas cada vez mejor.
La polarización se agudiza notoriamente, una compañera me comentaba: “Yo, mis canales de TV, mis medios de comunicación, en fin, mi mundo, somos diferentes a ellos”, y eso es cada día más cierto. Lo importante es que cada día más gente se dé cuenta de ello y viva la diferencia concreta que se está creando continuamente.
Oyes a los escuálidos y su seguridad, real o fingida, te parece patética. ¿Que “el país se va cayendo a pedazos”? Eso lo vengo escuchando desde hace catorce años. Lo que yo sí veo es un país, una parte de Venezuela, pujante y avanzando, cometiendo los errores que cometen los que hacen cosas nuevas ya teniendo la capacidad, aunque no siempre, de rectificar. Pero prefiero mil veces esto a la bandalidad pequeño-burguesa de esa clase media que, añorando convertirse en burguesía, está profundamente amargada porque se da cuenta de que no lo logrará, y peor aún, intuye que la burguesía no quiere que lo logre.
Al final de cuentas, ¿cuáles son las alternativas? La victoria o, en el peor de casos, un retardo tipo Nicaragua años 90. Pero siempre pa’lante!