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Por: Patricio Montecinos

Como lo fueron los exprimeros ministros de Gran Bretaña Tony Blair y de España José María Aznar para imponer el caos en el Oriente Medio con la sangrienta guerra contra Irak, el presidente de Argentina, Mauricio Macri, y el mandatario ilegítimo de Brasil Michel Temer, son los dos nuevos “agentes públicos” de Estados Unidos destinados a descomponer América.
El otrora inquilino de la Casa Blanca George W. Bush reclutó a Blair y Aznar, este último récord Guinness en sumisión a Washington, y los convirtió en sus principales peones en la invasión castrense a Irak, que ha hecho de ese país el más grande cementerio del mundo.

Washington,  empeñado siempre en perturbar la paz, la estabilidad y la unidad de los pueblos, ahora lo hace a fondo en la Patria Grande, y escogió para ello a dos nuevos empleados, los “agentes” Macri, de Argentina, y Temer, de Brasil.

El primero, un dictador  “reciclado” y capaz de empobrecer y vender su país en solo seis meses, es el hombre del Pentágono destinado a relanzar la Alianza del Pacífico,  una organización conformada por Chile, Perú, Colombia y México, e incitada por Estados Unidos en detrimento de otras autóctonas con innumerables proyectos sociales y de integración como la Unión de Naciones del Sur (UNASUR), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) o la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA).
Pero a Macri y Temer, al igual que a Blair y Aznar, les depara el mismo destino que quienes como ellos han oprimido, asesinado o traicionado a  los pueblos: la cárcel, el desprecio y un seguro viaje al basurero de la historia.