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Con la nacionalización de los hidrocarburos en mayo de 2006, el gobierno no solo sentó soberanía sobre las riquezas mineras nacionales -antes en manos de trasnacionales- sino que comenzó una política de distribución equitativa de las ganancias y un impulso a la industrialización.
Tales dividendos, según informes oficiales, fueron redistribuidos de manera equitativa para aminorar las desigualdades sociales; son la base de importantes programas sociales para beneficiar grupos vulnerables como niños (Bono Juancito Pinto), embarazadas (Bono Juana Azurduy) y ancianos (Renta Dignidad).
Autoridades subrayan asimismo que las luchas y sacrificios de campesinos e indígenas resultan pilares del proceso de cambios, cuya fortaleza y capacidad para sortear las crisis emanan del acompañamiento de los movimientos sociales en la defensa de la soberanía y reivindicación histórica de los sectores más oprimidos.
La nación andino amazónica destaca en los últimos años por ser la de mayor crecimiento del Producto Interno Bruto en Sudamérica, mientras un amplio programa de inversiones estatales proyecta convertirla en el corazón energético de la región.
El gobierno boliviano prioriza asimismo el cumplimiento de la Agenda Patriótica 2025, estrategia que contempla diversos programas políticos, económicos, sociales y culturales de cara a la celebración del bicentenario de la independencia.
Dentro de esta línea programática se presta especial atención a la construcción de obras de alto impacto social en las comunidades.
El crecimiento económico del país en la última década, unido a disímiles proyectos sociales amparados por el Ejecutivo, han estimulado el crecimiento de ciudades y poblados y que mayores segmentos de población salgan de la pobreza y demanden una mejor calidad de vida.
Datos del estatal Instituto Nacional de Estadísticas (INE) confirman que alrededor de 20 por ciento de la población boliviana salió de la pobreza en la última década, coincidente con el periodo de gobierno del presidente Evo Morales.
Si en 2005 59,6 por ciento de los ciudadanos se encontraba por debajo del umbral de la pobreza, esa cifra disminuyó a 39 por ciento en 2015, reveló un reciente informe de la entidad.
No obstante, los esfuerzos gubernamentales se concentran en acabar con la pobreza en 2025, cuando se celebren 200 años de la fundación de la república.
Los últimos 11 años se caracterizan también por el ejercicio de una activa diplomacia a nivel mundial que tiene como brújula fortalecer la cooperación con los países y bloques económicos o políticos, sobre la base del respeto a la soberanía y la autodeterminación.
Por tal motivo, Bolivia es hoy no solo más conocida, sino también más respetada en el mundo, según destacó el mandatario.
Prueba de ello está en el mayoritario respaldo para que el país mediterráneo ocupara un asiento como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU desde el pasado 1 de enero.
Según fuentes diplomáticas, La Paz impulsará desde su escaño una agenda dirigida a fomentar la paz global y el respeto a los derechos de las personas y la Pachamama (Madre Tierra).
El 18 de diciembre, al conmemorar el Día de la Revolución Democrática Cultural -fecha que recuerda la victoria electoral de Morales en 2005-, el jefe de Estado acusó a los líderes de la oposición derechista de carecer de un plan con luz larga para Bolivia.
La derecha no propone nada, no tiene una agenda para el periodo 2020-2025 (…) solo sabe rechazar y mentir, cuestionar y no proponer, remarcó durante el acto celebrado en Irvigarzama, en la región del Chapare del central departamento de Cochabamba.
Asimismo, se refirió a la historia de saqueo al cual fue sometido el país durante casi 180 años de vida republicana y la gestión de más de una década del MAS para refundar el país.
Los humillados, vilipendiados, marginados, discriminados nos hemos organizado con mucho acierto en un movimiento político, para decir basta a la dominación y el saqueo, remarcó.